La Sombra del Peregrino es una de las historias míticas de Santiago de Compostela. Detrás de ella siempre se han contado dos leyendas, la de un prófugo francés y la de un sacerdote enamorado. Sin embargo, hoy día se hace necesaria una nueva teoría actualizada al siglo XXI. Ha llegado el momento de revelarla.
La Sombra del Peregrino de Santiago de Compostela
Existe una historia, que fue cuchicheo y que acabó siendo leyenda entre los soportales de piedra de la ciudad milenaria, que cuenta que hay una presencia, una sombra que acompaña al peregrino en su ruta hacia Santiago de Compostela. Esta presencia permanece invisible durante todo el trayecto, pero hay un lugar, ya en Santiago, donde el caminante puede, al fin, encontrarse con ella: la plaza de la Quintana.
En esta plaza, ese espacio ubicado entre la catedral de Santiago y el Monasterio de San Paio de Antealtares donde antaño se enterraban a los muertos y que hoy día, en el siglo XXI, es espacio de conciertos y de largas colas de turistas impacientes por cruzar la Puerta Santa, es el lugar donde se oculta la leyenda del peregrino más famoso de Santiago de Compostela: la Sombra del Peregrino.
Oculta en un rincón de la plaza, bajo la Torre del Reloj y junto a la Puerta Real, aparece, cada noche, la Sombra del Peregrino, la silueta de un caminante medieval, con su sombrero y su bordón (el bastón de peregrino). La explicación parece simple: una farola, una columna de granito y un capricho chinesco creado por la luz del alumbrado público en un juego maestro del azar.
Sin embargo, si se piensa dos veces, no parece tan simple. De entre todas las figuras posibles, de entre todas las paredes de todas las catedrales de TODAS las ciudades de España, justo en la de Santiago, cuna ancestral de los peregrinos, aparece una sombra que tiene todos los rasgos de un peregrino.
En un intento de dar explicación a este fenómeno, han surgido varias teorías a lo largo de la historia. Las más famosas son la de un delincuente francés y la de un sacerdote enamorado, aunque, hoy día, se hace necesaria una nueva posibilidad, actualizada a nuestros tiempos. Aquí es donde surge una historia que tiene como protagonistas a un grupo de humanos que habitan entre arcos de piedra, muy cerca de donde se halla esta sombra…
Pero empecemos desde el principio.
El espectro francés condenado a la espera eterna
La primera leyenda podría ser una mezcla entre Prision Break, Mentes Criminales y Cuarto Milenio, y tiene como protagonista a Leonard du Revenant, un prófugo francés del siglo XV. Este, tras asesinar a su padre, realizó la peregrinación por el Camino de Santiago francés para conseguir la indulgencia plenaria. Sin embargo, en su camino, cometió dos nuevos asesinatos, el de una mujer de la que, según se dice, se “enamoró” –véase la ironía en las comillas– y el del novio de esta. Perseguido por las autoridades, el francés continuó el camino disfrazado de monje franciscano. Ya en Santiago, accedió a la ciudad entre las sombras de la noche para no ser descubierto y, como las posadas estaban cerradas, decidió pernoctar a los pies de la catedral, oculto detrás de una columna.
Ahora es cuando viene la parte “Iker Jiménez”.
Cuenta la leyenda que, mientras dormía, en un rincón de la plaza de la Quintana, su padre se le apareció en sueños y le dijo, a grandes rasgos, que se había ganado la indulgencia por su asesinato, pero no por el de los dos que mató en el camino. Por esa razón, su padre le advirtió que hasta que sus almas no peregrinasen a Compostela, no podría abrazar al Santo y ganarse su indulgencia. Se cuenta que Leonard, muerto de miedo y rabia frente al espectro de su padre –no se especifica si ya estaba despierto o en un extraño limbo como en la peli Origen de Cristopher Nolan–, desenvainó la espada para atacarle, pero este fue más rápido y, tras sacar la suya, acabó con la vida de Leonard.
Desde ese momento, el espectro de Leonard du Revenant monta guardia junto a la Puerta Real esperando la llegada de sus víctimas para poder redimirse (no me digáis que no es digno de “La nave del misterio”).
El amor de un sacerdote y una monja de clausura
La segunda teoría es un poco menos truculenta y tiene como protagonistas a un sacerdote y una monja de clausura del convento de San Paio. Cuenta la tradición que ambos estaban enamorados y que, cada noche, el sacerdote la visitaba atravesando un pasadizo secreto que comunica la catedral con el convento.
Sin embargo, el sacerdote, fatigado de esta situación furtiva (y de no pegar ojo, supongo) le propuso a su amada que escapasen juntos, por lo que quedaron en encontrarse, a medianoche, detrás de una columna en la plaza de la Quintana.
El sacerdote, vestido con atuendo de peregrino, acudió puntual a la cita, pero su amada no hizo acto de presencia. La noche siguiente (y las siguientes, y las siguientes…) repitió el proceso, con el mismo y triste resultado. Desde entonces, el sacerdote, que nunca se dio por vencido, aún sigue acudiendo a su cita, mostrando solo su sombra para que su amada sepa que él ha ido a buscarla.
La historia del peregrino dolorido en busca del Campus Stellae
Las dos historias anteriores tienen ese “algo” que caracteriza a las leyendas, el “gustirrinín” de ver cómo algo real, físico, terrenal pero, a la vez, llamativo (la sombra exacta de un peregrino) es relatado con las herramientas mágicas de la ficción. Pero esas historias ya quedan algo anacrónicas.
Por esa razón se hace necesaria una nueva interpretación adaptada al siglo XXI, y lo más real y actualizado a nuestros tiempos puede ser esta imagen: la de los peregrinos vestidos del Decathlon que llegan en masa a Santiago siguiendo el “boom” turístico del Camiño.
Estos peregrinos, tras decenas de kilómetros (y algunos con un estado de forma lamentable, ya que han aprovechado el único hueco que les deja su trabajo) llegan con la espalda y las piernas reventadas a Compostela (esto no les pasaría si leyesen estos consejos para preparar el Camino de Santiago). Dada esta situación, solo les quedan dos salidas para intentar solucionarlo: o tapar temporalmente su sufrimiento con pulpo, Estrella de Galicia y Albariño (o Ribeiro, o Godello, o Mencía…), o ir a la raíz del problema. Es decir, tratar sus machacados músculos.
Y aquí es donde entra en escena la nueva leyenda de la Sombra del Peregrino de Santiago.
Muchos saben que esa sombra aparece en la plaza de la Quintana, algunos que lo hace bajo la Torre del Reloj (donde luce el faro de Santiago de Compostela) y junto a la Puerta Real. Pero de lo que muy pocos se percatan es que la sombra del peregrino se dirige hacia otro edificio: la casa de la Conga.
Esta casa del siglo XVIII fue proyectada por Domingo de Andrade (el mismo que diseñó la espectacular escalera triple de caracol del Museo do Pobo Galego) con el objeto de dar vivienda a los canónigos de la Catedral. Pero lo importante no es lo que hubo dentro en el pasado, sino lo que hay en la actualidad.
¿Y qué hay en la casa de la Conga?
Pues algo con un nombre que da más lustre a esta leyenda: el Campus Stellae (para los de la LOGSE: Campo de la Estrella, la forma toponímica latina utilizada para referirse a Compostela). En realidad, el nombre completo es Instituto Europeo Campus Stellae, que aloja un centro de Coworking, una escuela de postgrado y un espacio de arte. Pero la Sombra del Peregrino no está interesada ni en la universidad ni en el arte, sino en un pequeño espacio que forma parte del Coworking.
Concretamente, este espacio:
En efecto. Un centro de masajes.
Oculto bajo los cimientos del edificio barroco de la Conga y sustentado por unos gruesos arcos de piedra se encuentra Quintana Massages, un centro de tratamientos cuyo objetivo principal es dar consuelo a los estresados peregrinos –y no peregrinos– del siglo XXI (y también contar historias, como la de este artículo que estás leyendo 😉 ).
Ante este panorama, la sempiterna Sombra del Peregrino de Santiago de Compostela no solo se erige como un hito más en el camino, una suerte de última señal para los caminantes, sino que intenta avanzar desde su escondite de piedra hasta los umbrales del Campus Stellae para aliviar su maltrecha espalda (y, posiblemente, sus tendinitis) tras cientos de siglos agazapado entre las sombras.
Quizá algún día, quién sabe, lo consiga, aunque lo que más curiosidad me genera es qué cara pondrá el equipo de masajistas de Quintana Massages cuando vean entrar una sombra espectral dentro del recinto.
Para leer más sobre la sombra del Peregrino de Santiago, se puede visitar este enlace de Santiago Turismo.
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